La inteligencia artificial, o IA, está en boca de todos últimamente. El avance tecnológico de los últimos años en esta área ha sido enorme, y todo indica que seguirá evolucionando. Es innegable que tendrá un impacto económico y social, guiado por los profesionales y emprendedores que apliquen la IA en distintos rubros. Sin embargo, nunca es inteligente usar algo sin antes entenderlo. Para eso estamos aquí, para entender mejor esta nueva herramienta que está revolucionando el mundo de la tecnología y los negocios.
¿Cómo funciona la IA?
No es necesario que se convierta en un experto en computación para entender cómo funciona la inteligencia artificial. Sí, es un campo muy amplio, que abarca desde el procesamiento de lenguaje hasta machine learning, pero no vamos a profundizar en esos temas en este artículo. Empecemos por lo fundamental: ¿qué es la inteligencia artificial?
En términos prácticos, la IA es la tecnología que permite simular capacidades de la inteligencia humana. Por su naturaleza, las computadoras son mejores en tareas operativas, están hechas para almacenar grandes volúmenes de datos y hacer cálculos de forma rápida. Por otro lado, el cerebro humano ha evolucionado para distinguir patrones, comunicarse con otras personas, e innovar. La IA busca ampliar las habilidades de la computadora para que puedan hacer cosas de las que anteriormente solamente los humanos eran capaces.
Los tres pilares para un sistema de IA son datos, algoritmos, y potencia computacional. Primero se usa la data histórica, limpia y preparada, para entrenar a la IA usando algoritmos de aprendizaje. La potencia computacional con la que cuente determinará qué clase de tareas podrá realizar. Una vez listo, el sistema inteligente usará la data histórica para predecir, clasificar o incluso generar nueva data.
¿Qué ventajas existen al usar IA?
La gran ventaja de la IA es la minimización del error humano, a la vez que incrementa el potencial para resolver problemas. Una computadora es más rápida, puede manejar grandes cantidades de información, y está disponible a tiempo completo.
Con la inteligencia artificial, todos podrán ahorrar tiempo. Por ejemplo, una de las aplicaciones de IA más comunes es la de asistentes inteligentes. En un blog pasado vimos cómo los sistemas CRM aprovechan la IA para ofrecer más valor a sus clientes a través de asistentes como Zia o Einstein. Más allá de los negocios, los asistentes de uso personal como Google Assistant, Siri o Alexa verán mayor competencia, y probablemente tendrán que aumentar sus funciones. Creaciones como VimGPT demuestran que en un futuro cercano la manera de navegar internet cambiará para muchos usuarios, con muchos menos clics, y más chats (o simplemente hablando en voz alta) con un asistente virtual.
La inteligencia artificial también ayuda a preservar vidas humanas. Tareas peligrosas como la minería, exploración, y operaciones de rescate pueden ser realizadas de forma eficiente por robots inteligentes. Además, ya está impactando la medicina, identificando factores de riesgo para un paciente, detectando anomalías en radiografías e incluso redactando cartas para explicar las necesidades de tratamientos médicos, entre otras aplicaciones.
¿Qué peligros hay?
Es fácil dejarse llevar por el potencial de lo novedoso, pero nada es perfecto. Como todas las herramientas, la IA implica ciertos riesgos y consideraciones donde es necesario el cuidado. La rapidez de la evolución de la IA se ha adelantado a las regulaciones y leyes, por lo que corresponde a las personas detrás de ella y a aquellos que la usan buscar la manera de aplicarla éticamente. El mismo Sam Altman, CEO de OpenAI, compañía detrás de ChatGPT, advirtió «Si esto sale mal, puede salir muy mal».
No está hablando de un escenario apocalíptico donde las máquinas busquen matarnos, sino de algo real que está ocurriendo ahora mismo. La IA generativa ha creado preocupaciones por sus aplicaciones para la desinformación y el robo intelectual. Por la misma naturaleza de cómo funcionan las inteligencias artificiales, no pueden realmente innovar o crear como un humano. Son entrenadas con muestras reales para luego replicar nuevas muestras que sean similares a las primeras. Sin embargo, la tecnología ha avanzado dramáticamente en estos últimos años, cada vez siendo más difícil que alguien pueda distinguir lo real de lo fabricado.
Fue en ese contexto que el Congreso de los Estados Unidos llamó al CEO de OpenAI, creadora de ChatGPT. La desinformación y fake news son un peligro para la estabilidad de la democracia, y Sam Altman se mostró de acuerdo. El CEO recalcó la importancia de la regulación gubernamental para proteger a todos.
Si los responsables de usar y promover la IA no tienen cuidado, las consecuencias pueden ser fatales. Sin regulación, la IA puede ser usada como una excusa para violentar los derechos de trabajadores y creativos. El año pasado, Hollywood experimentó la segunda mayor huelga en su historia, con escritores y actores exigiendo contratos que respeten su trabajo frente al crecimiento de la IA. Por otro lado, empresas tecnológicas que no entrenan correctamente sus modelos de IA o no incluyen a personal especializado en temas sociales pueden encontrarse en medio de grandes controversias. Google presentó una disculpa en febrero de este año por su herramienta de generación de imágenes, Gemini, después que esta presentara imágenes racialmente insensibles. También hay incidentes que muestran la posibilidad que carros inteligentes sean entrenados con un sesgo que los haga más proclives a atropellar personas de color.
Hasta que se completen las medidas legislativas para controlar y asegurar el uso correcto de la inteligencia artificial, tiene que ser consciente de sus riesgos y beneficios si desea usarla. Esta herramienta ya está cambiando el panorama actual, pero necesita de personas responsables que la entiendan y sepan aprovecharla para el beneficio común.
Fuentes:
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